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miércoles, 2 de marzo de 2016

Mentes desamuebladas, fragmento 1: La Novata

Lo que os voy a mostrar hoy es un ejercicio de escritura, un fragmento de una historia en la que trabajo a veces. Más que nada escribo para matar el gusanillo, por así decirlo, pero también para aprender y se me ocurrió crear un futuro distópico para ambientar estos ejercicios prácticos.  Es el mundo de los 'patrulleros', del que espero ir compartiendo algún otro fragmento.El de hoy sirve un poco de introducción, para que veais de que trata, pero la historia son varios relatos diferentes dentro del mismo ambiente. 

La novata

Hoy estoy nerviosa y entusiasmada a la vez, es mi primer día de trabajo. Desde hoy seré agente de policía, del cuerpo conocido de manera popular como los patrulleros. Eso hacen, patrullar las calles, ser la cara visible de la autoridad, y pronto seré una de ellos.

Somos casi una reliquia de tiempos pasados, en los que había diferentes cuerpos armados y todos andaban por las calles. Hoy todo está más centralizado, todo es más burocrático. Pero yo creo que seguimos siendo necesarios, que es bueno que los ciudadanos sepan que estamos ahí.

No se trata solo de atender las llamadas.Nuestra tarea hoy día es, más que investigar delitos, hacernos ver. Aunque, en una sociedad donde el suicidio es la primera causa de muerte, es importante prestar atención y que alguien detecte esos casos a tiempo. Cada día, personas desesperadas se encaraman a lo alto de un edificio con la intención de acabar con su vida.  Por eso, muchos patrullamos desde el cielo. Esa será mi tarea, soy piloto de nave de hasta 8 ocupantes.

Me dirigo al cuartel con paso decidido, con mi ropa en un macuto negro. Ayer me dieron el uniforme, un mono negro con unas franjas azules. Pronto espero llevar las insignias de piloto. Al pasar miro las naves, que están en la azotea de la base, dispuestas para salir a volar. Hoy aún no saldré.

Primero tengo que estar unos días en las oficinas y luego me asignarán un instructor, que será quién lleve los mandos y me irá enseñando el oficio. No me parece mal, me gusta que me enseñen, pero ya sé pilotar sola. O al menos me defiendo bien con una nave. Tengo mucha práctica con el simulador y ya he volado sola en naves en numerosas ocasiones.

Al llegar a la puerta cojo aire, me paro un segundo y la abro. Es algo nuevo, es como empezar el colegio otra vez. La academia se me hizo eterna, los dos años de entrenamiento, de prácticas, de simulaciones. Estaba deseando este momento, lo que no quiere decir que no disfrutase en ese tiempo.

No hay nada que te prepare para lo que pueda suceder ahí fuera, en el aire. Aunque las clases de defensa, de primeros auxilios, de manejo de armas y demás creo que pueden ser útiles. Pero yo lo que quiero es volar y mientras escucho el discurso del jefe mi mente vuelve a la azotea donde despegan las naves. 

"La gente piensa que nos dedicamos a vigilar a los infectados, a los TBPs, pero el problema no son ellos. Lo peor, las personas que no manifiestan síntomas, que no llevan el chip ni toman medicación. Personas corrientes, en apariencia, pero que de golpe deciden arrojarse al vacío. La enfermedad avanza tan deprisa en ellos que las personas a su alrededor no se percatan, ni los detectan las revisiones. Es de un día para otro. Nadie sabe el porqué, pero es así."

El capitán habla sin leer sus notas, parece tener el discurso ensayado y memorizado. Me esfuerzo en prestar atención. 

"Las alturas parecen fascinarles. No se automutilan, ni emplean una soga o toman drogas ilegales. Tampoco se interponen en el camino de un tren o del metro. En todos los casos sin excepción se tiran desde la azotea de un edificio alto o desde una ventana, saltando las barreras que el ayuntamiento instala por todas partes. La mayoría de las ventanas tienen rejas y no por miedo a los ladrones. Pero siguen encontrando la manera de saltar. 

Y ahí entramos nosotros con las naves, las redes y todo un despliegue de medios humanos. Tratamos de salvarlos y nos encargamos de que reciban atención médica. Es lo único que, de momento, se puede hacer".

Se abre el turno de preguntas y un chico rubio muy joven hace la que todos tenemos en mente: ¿cuándo saldremos a patrullar? 


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